«Federer, los últimos 12 días» es ese documental que, si eres fan de Roger Federer, te hará soltar una lagrimita (o varias, dependiendo de tu nivel de sensibilidad).
Si no lo eres, bueno… tal vez te deje más o menos indiferente, pero definitivamente te dará una buena idea de cómo es despedirse del deporte en lo más alto. Eso sí, no esperes ver un resumen de su carrera, ni un paseo por los recuerdos de cómo ganó 20 títulos de Grand Slam. ¡No, no! Este documental está 100% dedicado a su despedida, y vaya si es emotiva.
Un documental sobre su adiós, no sobre su vida
Primero lo primero: si pensabas que ibas a conocer todos los detalles de la vida de Federer, como qué desayuna o cómo era de niño, siento desilusionarte, este no es ese tipo de documental.
Aquí no vamos a ver cómo Federer levantó sus primeros trofeos ni cómo empezó su carrera en el tenis. No, esto es más sobre cómo decidió que era hora de colgar la raqueta y dejar que las nuevas generaciones tomen el relevo.
En otras palabras, el documental se centra en su retirada oficial, que se produjo en la Laver Cup, el evento donde jugó su último partido… con nada más y nada menos que Rafael Nadal como compañero.
Federer y Nadal: ¿rivales o mejores amigos?
Y sí, ¡eso es lo que todos esperábamos ver! Porque, vamos, la relación entre Federer y Nadal es algo de otro mundo. ¿Quién hubiera pensado que dos de los mayores rivales en la historia del deporte serían tan buenos amigos?
En este documental, vemos esa amistad en su máximo esplendor, con momentos que realmente te tocan el corazón. Es casi como ver una película de «bromance», pero con raquetas y sudor.
De hecho, las escenas donde los dos comparten palabras antes del partido y luego, tras el último punto, son de lo más emotivo. Hay una escena cuando Nadal y Federer están en el vestuario después del partido, en la cual el suizo hace un comentario realmente gracioso, me hizo soltar una carcajada.
El anuncio de su retiro: ¿un poco largo?
El documental arranca con algunas imágenes de Federer en acción, mostrando lo que mejor sabe hacer: jugar al tenis como los dioses. Pero pronto entramos en lo que es el núcleo de la historia: cómo se organiza y planea su retirada.
Hay mucha deliberación sobre el momento perfecto para anunciarlo, lo cual, sinceramente, me pareció un poco lento en algunos tramos. Eso de «¿Lo decimos ahora?
No, mejor mañana. ¿Se ha filtrado la noticia? ¿Qué hacemos?»… puede que a algunos les parezca interesante, pero a mí me pareció un poco estirado. ¡Vamos al grano! Pero bueno, al menos estos momentos te dan una idea de lo complicado que es para una leyenda del deporte dar el adiós definitivo.
Lo mejor viene en la segunda mitad
Si tienes paciencia para pasar esa parte, el documental mejora considerablemente en su segunda mitad.
Ahí es donde la emoción sube y empezamos a ver los preparativos para la Laver Cup, con Federer haciendo sus últimas ruedas de prensa, sus últimos entrenamientos y, finalmente, el último partido de dobles con Nadal. A estas alturas, ya sabes que va a ser un viaje emocional, y no defrauda.
Ver esa amistad en este contexto es algo especial. Hay una complicidad entre los dos que realmente resalta en cada escena. Para los fans de ambos tenistas, este es uno de esos momentos que vale la pena ver y volver a ver.
Un adiós sin drama, pero lleno de paz
Otra cosa que me gustó fue la naturalidad con la que Federer afronta todo esto.
No es el típico documental donde el protagonista se despide con lágrimas en los ojos todo el tiempo (aunque, bueno, hay momentos emocionales, claro).
Aquí ves a un Federer tranquilo, en paz con su decisión, y eso le da un toque especial al documental. No es una despedida dramática, sino una transición suave, como si estuviera diciendo: «Bueno, chicos, fue un buen viaje, pero ahora toca descansar».
¿Vale la pena verlo?
¿Lo recomendaría? Si eres fan de Federer, te lo vas a ver sí o sí. No hay manera de que te pierdas este documental. Si no eres tan fan, pero te interesa el tenis o simplemente quieres ver cómo se despide un grande del deporte, entonces dale una oportunidad.
Es una buena ventana para entender cómo alguien que ha ganado absolutamente todo decide que es momento de parar, y lo hace con estilo.
Eso sí, no te pongas a verlo esperando un documental épico lleno de acción. Es más bien tranquilo, pero con momentos puntuales que te harán sentir un cosquilleo en el estómago.
Y, por supuesto, la relación entre Federer y Nadal le da un toque especial. Así que, en resumen, si te gusta ver momentos históricos y te apetece algo emocional pero no lacrimógeno, «Federer, los últimos 12 días» te va a gustar.