• Año: 2005
• Duración: 88 minutos
• País de producción: Estados Unidos
• Directores: Henry Alex Rubin, Dana Adam Shapiro
• Música: Jamie Saft, Ministry, Scratch Massive
• Fotografía: Henry Alex Rubin
• Compañía productora: THINKFilm, MTV Films, A&E Indie Films
• Compañía distribuidora: THINKFilm

Sinopsis

«Murderball» es un documental que sigue a los jugadores de rugby en silla de ruedas, también conocido como quad rugby.

Se centra en la rivalidad entre los equipos de Estados Unidos y Canadá antes de los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004. La película no solo muestra la intensidad y la brutalidad del deporte, sino que también explora las vidas personales de los atletas, incluyendo sus luchas, triunfos y la manera en que enfrentan sus discapacidades.

Críticas

El documental ha sido aclamado por la crítica, con una puntuación del 98% en Rotten Tomatoes. Roger Ebert lo elogió por su capacidad para trascender el género deportivo y explorar la condición humana, destacando tanto las competencias deportivas como las historias personales de los jugadores​ (Roger Ebert)​.

La película también fue galardonada con el Premio del Público en el Festival de Cine de Sundance y ha sido reconocida en varios festivales de cine internacionales​ (International Documentary Association)​.

Premios

• Premio del Público al Mejor Documental en el Festival de Cine de Sundance (2005)
• Premio Especial del Jurado por Edición en el Festival de Cine de Sundance (2005)
• Mejor Documental en el Festival de Cine de Bermuda
• Premio del Público y Premio del Jurado en el Festival de Documentales Full Frame
• Mejor del Festival en el Festival de Cine de Sarasota y el Festival de Cine de Filadelfia​.

Datos de Interés

• Rivalidad y drama personal: La rivalidad entre el equipo de EE.UU. y el entrenador del equipo canadiense, Joe Soares, quien fue un jugador estrella de EE.UU., añade un nivel profundo de drama personal.
• Impacto cultural: La película ha ayudado a cambiar las percepciones sobre las personas con discapacidades y ha aumentado la visibilidad del rugby en silla de ruedas como un deporte competitivo y emocionante.

Reseña

«Murderball» no es solo un documental sobre deportes, es un viaje emocional, lleno de adrenalina, agresión, y superación personal, donde los límites físicos se transforman en desafíos mentales y emocionales.

Dirigido por Henry Alex Rubin y Dana Adam Shapiro, este documental nos lleva al mundo del rugby en silla de ruedas, un deporte también conocido como wheelchair rugby, pero que solía llamarse de manera más descriptiva, Murderball.

A través de sus intensas imágenes y las historias personales de los jugadores, descubrimos un deporte tan brutal como cualquier otro, y en muchos casos, más emocional.

El documental sigue de cerca a varios jugadores del equipo de rugby en silla de ruedas de Estados Unidos mientras se preparan para los Juegos Paralímpicos, mostrando no solo la acción sobre la cancha, sino también los dramas internos y personales de estos atletas.

Los Protagonistas y Sus Historias

Uno de los puntos más fuertes de Murderball es cómo explora las historias de vida de los jugadores. El enfoque no se centra solo en el deporte, sino también en cómo estos hombres llegaron a donde están, muchos de ellos víctimas de accidentes que cambiaron sus vidas de forma irreversible.

La mayoría eran deportistas antes de sus lesiones, con un pasado lleno de actividad física extrema, como carreras de motocicletas o deportes de alto riesgo.

Por ejemplo, Mark Zupan, la cara más reconocible del equipo de Estados Unidos, destaca como un personaje imponente, tatuado y con un aura de «tipo duro», algo que, como mencionan en el video, ya tenía incluso antes de su accidente.

Su actitud desafiante y competitiva representa gran parte del espíritu del equipo, que ve este deporte no como una terapia, sino como una batalla en la que demuestran que son atletas de élite, no simples participantes en una categoría especial.

El documental también introduce a Joe Soares, una leyenda del rugby en silla de ruedas que, después de haber sido parte del equipo de EE.UU., decide cambiar de bando y entrenar al equipo rival de Canadá, lo que añade una capa extra de tensión competitiva y emocional.

Su relación con su hijo, un joven que no sigue los pasos de su padre como atleta, también aporta una perspectiva emocional conmovedora.

Un Deporte Brutal

El rugby en silla de ruedas no es para los débiles de corazón. Las sillas de ruedas modificadas, que parecen salidas de Mad Max, chocan entre sí en el campo, en una especie de mezcla entre rugby y demolición de coches.

Los choques, las estrategias y la agresión física son parte integral del juego. En palabras de los propios jugadores, las sillas de ruedas son prácticamente «armas» en esta contienda.

Uno de los aspectos más fascinantes que revela el documental es el sistema de puntuación basado en el nivel de la lesión de cada jugador.

Dependiendo de cuánto control tengan sobre sus cuerpos (por ejemplo, si pueden mover solo sus brazos o también parte del torso), se les asigna una puntuación, y el equipo no puede superar un límite total de puntos en el campo. Este detalle añade una dimensión estratégica adicional y también expone lo complicado que es lidiar con la percepción de las propias limitaciones físicas.

La Psicología del Atleta

Más allá del deporte, Murderball explora el peso psicológico que estos jugadores llevan consigo. Muchos de ellos enfrentan una batalla interna con la autopercepción y el impacto de su lesión.

Aunque el documental tiene muchos momentos de humor (como Zupan bromeando sobre sus días de «imbécil» antes del accidente), también toca temas difíciles, como la vida sexual después de una lesión. Los jugadores discuten abiertamente sobre sus inseguridades y las dificultades que enfrentan al adaptarse a su nueva realidad física, lo que añade una capa de humanidad al documental, haciéndolo más que solo una película deportiva.

Conclusión

Murderball es un documental poderoso que no solo documenta un deporte único y emocionante, sino que también cuenta historias de supervivencia, superación y la lucha continua por redefinir la masculinidad y el éxito.

A lo largo de la película, queda claro que estos hombres no solo están jugando un juego, están luchando por sus propias identidades y por el derecho a ser reconocidos como verdaderos atletas.

La música agresiva, las imágenes de ritmo rápido, y las narrativas personales profundas hacen de este documental una obra imprescindible para cualquier aficionado al deporte, y para cualquiera interesado en historias humanas extraordinarias.